El día de hoy platicaba con una amiga sobre una serie que está de moda y que acaba de concluir su sexta temporada. Nuestra plática se centró en uno de los personajes menos importantes, un hombre tosco y tonto que aparentemente no tenía una habilidad particular, como la tenian la mayoría de los personajes de la serie. Curiosamente, este personaje solo sabia decir una sola palabra. Lo interesante de este personaje, es que la única palabra que pronunciaba se relacionaba con la misión que se le había encomendado desde que era un niño, ese hombre estúpido a nuestros ojos era el más consciente de todos, ya no necesitaba buscar una razón para vivir, porque ya la conocía, tan es así, que pronunciaba la misma palabra en la felicidad y la tristeza, en la paz y la preocupación, como si supiera que todo lo que sucedía contribuía a su gran misión, la cuál llegó a cumplir heroicamente.
El problema de mucha gente en el mundo es que se la pasan buscando su razón para vivir de una manera somera, es decir; quieren asociar sus sueños a los estándares de éxito que marca la sociedad y buscan la aceptación generalizada de los demás. Terminamos convirtiéndonos en cazadores de sueños sin sentido, porque muchas veces ni si quiera sabemos qué buscamos o por qué lo hacemos; eso nos vuelve infelices, con miradas vacías y una vida insatisfecha que buscamos llenar con todo, sin resultados favorables. Nos volvemos como un bailarín que decidió dedicarse a la abogacía aunque sabía que lo único que lo haría feliz sería la danza.
Todos nacimos para una misión y estamos predestinados a vivirla, está en nuestras manos aceptarla o rechazarla. cada cosa buena o mala está asociada a la misión a la que fuimos llamados, cada amor o desamor, cada éxito o fracaso. Todo en conjunto contribuye para que desempeñemos nuestro mejor papel en este mundo y nuestro paso por él sea el mejor.
[Descripción de la imagen] Tomada de http://www.newyorker.com/culture/sarah-larson/game-of-thrones-the-door