jueves, 4 de agosto de 2016

Mi escena romántica favorita

Desde que era pequeño, me preguntaba de donde habían sacado las ideas para realizar las escenas de un sinfín de películas románticas. Una escena recurrente que viene a mi mente, es aquella donde un par de enamorados se separa por causas ajenas a su voluntad y años después se vuelven a encontrar en medio de momentos circunstanciales. Esta escena solía mantener a toda la audiencia suspirandono casi al unísono. Esa respiración sólo era el resultado del amor, el recuerdo o el anhelo, dependiendo de la vida de cada espectador, en mi caso, sólo era aquel anhelo de poder vivir algo similar.

Pensé que el día que me pasara me sentiría como cuando miraba esas escenas románticas en aquellas películas, pero cuando me pasó, la sensación que viví en la sala de cine se quedó corta.

Mi momento de película fue en aquel tiempo cuanto las clases estaban por terminar y  dejaría de ver definitivamente al amor de mi vida, pues ella había elegido estudiar en otro lugar y no volveríamos a vernos. Fue en aquel viaje de graduación, donde sentí que me despedía de ella, no quería soltarla de ninguna manera, quería disfrutar hasta el último minuto junto a ella. paseamos por la playa, nadamos, comimos y caminamos un poco, así continuó el día hasta que la noche nos alcanzó y fuimos bailar. Recuerdo ese sonido tropical que ambos disfrutabamos tanto, bailamos un par de piezas y compartimos otras con los amigos, la noche continuó, para ambos, casi perfecta pues al bailar nos compenetrabamos. Nos encontrábamos en medió de ese éxtasis sabroso que la música tropical suele regalar, cuando, de repente, la orquesta paró y comenzó a tocar una canción de antaño, una melodía llena de frases que aludían a la belleza de la mujer con quien bailaba, la tomé entre mis brazos, la abracé muy fuerte y, de pronto,  llegó la escena romántica que estuve esperando toda mi vida. No solo escuchaba la música que le cantaba al amor, sino también estaba bailando con el amor encarnado en mujer. El tiempo se detuvo y se hizo una eternidad, en la pista, desapareció todo el mundo y sólo quedamos ella y yo. Entonces sentí un calor que me invadía  por dentro, comencé a recordar todas nuestras aventuras juntos, nuestras peleas y reconciliaciones, todo apareció delante de mi. Fue ahí cuando me di cuenta que no quería dejarla jamás, la abracé y lloré, no de dolor, sino de alegría, porque amaba, y era ella el destinatario de tan inmenso amor. 

Desde entonces, cada que escucho esa canción puedo revivir mi gran escena, la mejor de todas, no por la producción o las escenas, sino porque fui el protagonista. De vez en cuando, puedo oler  aquel perfume proveniente de la flor a la que aludía aquella canción, y entonces, como si fuera un tuco de  magia, puedo sentir a mi amada cerca, aún sin importar que se encuentre a cientos de kilómetros lejos de mi, pues el perfume de esa flor se convirtió en su mejor aroma y esa melodía en nuestro baile sin fin.
[Descripción de la imagen] Autor desconocido. Si alguien lo conoce, hagamelo saber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario