domingo, 18 de septiembre de 2016

Mi mejor venganza

Creo firmemente que todos los seres humanos en algún momento de nuestra vida nos hemos enamorado de alguien y después de un largo proceso, madurando ese gran mar de sentimientos, ese enamoramiento se convierte en el sentimiento más puro y hermoso que un ser humano puede experimentar, el amor. Todas aquellas sensaciones que el amor nos hace sentir, nos hacen anhelar que esos momentos sean eternos, pero principalmente que momentos tristes o desoladores no hagan su aparición; cosa que por supuesto, nadie quiere vivir.

Cuando amas a alguien, confías plenamente en que esa persona hará todo lo que esté en sus manos para hacerte muy feliz, como seguramente tú te esfuerzas para que ella lo sea; pero sobre todo, crees que esa persona cuidará y valorará la oportunidad de mirarte tal cual eres, sin máscaras, con tus miedos y debilidades, con tus sueños e ilusiones, aquellas que animoso te atreves a compartirle y a invitarle a participar.

Amar a alguien de esta manera, te deja desprotegido ante el dardo casi mortal llamado desilusión e infidelidad. Cuando este dardo llega, no encuentra resistencia alguna porque tu corazón está abierto de par en par, por lo que no solo llegará a su destino, sino que se incrustará en lo mas hondo de él. Aquí, es donde todos esos hermosos sentimientos que alegraban nuestra vida se transforman en tristeza, coraje, ira y en el peor de los casos, odio. El dolor experimentado, nos hace pensar y desear lo peor para esa persona, lo que termina llevándonos a la búsqueda de venganza. 

Pensando en esta situación, me preguntaba: -¿Cuál sería mi mejor venganza?- Haciendo un viaje a mis más oscuros pensamientos llegué  a una conclusión. Encontré  que mi mejor venganza ya la había puesto en marcha, sin planearla y como resultado de la entrega. Sin darme cuenta, mi venganza comenzó cuando nuestra historia de amor inició, en aquellos tiempos donde por primera vez decidí a amar sin egoísmos, aceptándola con sus virtudes y defectos, apoyándola y siendo paciente en su proceso de madurez. La respeté como nadie, cuidé de su ser y su alma; sin olvidarme de mi, de alimentar mi alma y corazón para siempre tener algo nuevo que ofrecerle. Pero ahora que lo pienso mejor, mi peor venganza ha sido amarla como a nadie, mirarla como la creación más hermosa que mis ojos han visto, escuchando y disfrutando como hace uso de su mejor instrumento, esa voz angelical capaz de tranquilizar a la peor versión de mi persona. Su desnudez no representaba sólo un momento carnal, sino era la oportunidad de experimentar uno celestial, donde su cuerpo desnudo simplemente reflejaba la desnudez de su alma. Podía mirar en ella no solo lo evidente, sino lo que muchas veces pretrendía ocultar de la vista de los demás porque eran cosas que la hacían sentir frágil, delicada y en algunas ocasiones un poco tonta. Sí, pude mirarla y valorarla, la cuidé como nadie la había cuidado. Creo que mi venganza la terminé de construir cuando  con mis besos dejé tatuada mi esencia en sus labios, pues desde que la besé, se volvieron una extensión de los míos; cuando su alma se fusionó con la mía en aquellos momentos de tristeza y enfermedad en que estuve a su lado consolándola y cuidando de ella; cuando con mis caricias dejé parte de mí esencia en su piel, aquella que en algún momento de su vida le reclamará manos como las mías; cuando su corazón se sienta sediento de amor verdadero y puro; cuando extrañe mi mirada que podía admirarla por horas sin juicio alguno. En ese momento mi venganza estará consumada, pues todo eso serán momentos que no volverá a vivir, a pesar de su simpleza o sencillez. Ella no lo sabe, ni siquiera lo imagina, tal vez pasen muchos años cuando la euforia de su nuevo amor o sus nuevas relaciones disminuya, pero inevitablemente llegará y no podrá hacer nada al respecto. En ese momento, haré mi entrada triunfal, seguramente yo nunca lo sabré, pero pasará; sí, cuando al vivir todo esto evoque mi recuerdo, perciba por un momento lo que tuvo y miré lo que perdió.

Si hoy estás con alguien a quien amas como a nadie, no temas, si crees que es la persona correcta, sólo ámala con todo el corazón, claro, sin olvidarte de ti.  Si esa persona decide irse o lastimarte cambiándote por alguien más, no te preocupes, el amor traicionado o herido, lleva implícita la peor venganza de todas... La de la persona que ama de verdad.

Perdona y sé libre.
[Descripción de  la imagen] Imagen tomada de http://planetahoy.com/como-superar-una-ruptura-amorosa/

viernes, 5 de agosto de 2016

Cuando una serie te pone a pensar ¿Para qué naciste?



El día de hoy platicaba con una amiga sobre una serie que está de moda y que acaba de concluir su sexta temporada. Nuestra plática se centró en uno de los personajes menos importantes, un hombre tosco y tonto que aparentemente no tenía una habilidad particular, como la tenian la mayoría de los personajes de la serie. Curiosamente, este personaje solo sabia decir una sola palabra. Lo interesante de este personaje, es que la única palabra que pronunciaba se relacionaba con la misión que se le había encomendado desde que era un niño, ese hombre estúpido a nuestros ojos era el más consciente de todos, ya no necesitaba buscar una razón para vivir, porque ya la conocía, tan es así, que pronunciaba la misma palabra en la felicidad y la tristeza, en la paz y la preocupación, como si supiera que todo lo que sucedía contribuía a su gran misión, la cuál llegó a cumplir heroicamente. 
El problema de mucha gente en el mundo es que se la pasan buscando su razón para vivir de una manera somera, es decir; quieren asociar sus sueños a los estándares de éxito que marca la sociedad y buscan la aceptación generalizada de los demás. Terminamos convirtiéndonos en cazadores de sueños sin sentido, porque muchas veces ni si quiera sabemos qué buscamos o por qué lo hacemos; eso nos vuelve infelices, con miradas vacías y una vida insatisfecha que buscamos llenar con todo, sin resultados favorables. Nos volvemos como un bailarín que decidió dedicarse a la abogacía aunque sabía que lo único que lo haría feliz sería la danza.
Todos nacimos para una misión y estamos predestinados a vivirla, está en nuestras manos aceptarla o rechazarla. cada cosa buena o mala está asociada a la misión a la que fuimos llamados, cada amor o desamor, cada éxito o fracaso. Todo en conjunto contribuye para que desempeñemos nuestro mejor papel en este mundo y nuestro paso por él sea el mejor.

[Descripción de la imagen] Tomada de http://www.newyorker.com/culture/sarah-larson/game-of-thrones-the-door 

jueves, 4 de agosto de 2016

Mi escena romántica favorita

Desde que era pequeño, me preguntaba de donde habían sacado las ideas para realizar las escenas de un sinfín de películas románticas. Una escena recurrente que viene a mi mente, es aquella donde un par de enamorados se separa por causas ajenas a su voluntad y años después se vuelven a encontrar en medio de momentos circunstanciales. Esta escena solía mantener a toda la audiencia suspirandono casi al unísono. Esa respiración sólo era el resultado del amor, el recuerdo o el anhelo, dependiendo de la vida de cada espectador, en mi caso, sólo era aquel anhelo de poder vivir algo similar.

Pensé que el día que me pasara me sentiría como cuando miraba esas escenas románticas en aquellas películas, pero cuando me pasó, la sensación que viví en la sala de cine se quedó corta.

Mi momento de película fue en aquel tiempo cuanto las clases estaban por terminar y  dejaría de ver definitivamente al amor de mi vida, pues ella había elegido estudiar en otro lugar y no volveríamos a vernos. Fue en aquel viaje de graduación, donde sentí que me despedía de ella, no quería soltarla de ninguna manera, quería disfrutar hasta el último minuto junto a ella. paseamos por la playa, nadamos, comimos y caminamos un poco, así continuó el día hasta que la noche nos alcanzó y fuimos bailar. Recuerdo ese sonido tropical que ambos disfrutabamos tanto, bailamos un par de piezas y compartimos otras con los amigos, la noche continuó, para ambos, casi perfecta pues al bailar nos compenetrabamos. Nos encontrábamos en medió de ese éxtasis sabroso que la música tropical suele regalar, cuando, de repente, la orquesta paró y comenzó a tocar una canción de antaño, una melodía llena de frases que aludían a la belleza de la mujer con quien bailaba, la tomé entre mis brazos, la abracé muy fuerte y, de pronto,  llegó la escena romántica que estuve esperando toda mi vida. No solo escuchaba la música que le cantaba al amor, sino también estaba bailando con el amor encarnado en mujer. El tiempo se detuvo y se hizo una eternidad, en la pista, desapareció todo el mundo y sólo quedamos ella y yo. Entonces sentí un calor que me invadía  por dentro, comencé a recordar todas nuestras aventuras juntos, nuestras peleas y reconciliaciones, todo apareció delante de mi. Fue ahí cuando me di cuenta que no quería dejarla jamás, la abracé y lloré, no de dolor, sino de alegría, porque amaba, y era ella el destinatario de tan inmenso amor. 

Desde entonces, cada que escucho esa canción puedo revivir mi gran escena, la mejor de todas, no por la producción o las escenas, sino porque fui el protagonista. De vez en cuando, puedo oler  aquel perfume proveniente de la flor a la que aludía aquella canción, y entonces, como si fuera un tuco de  magia, puedo sentir a mi amada cerca, aún sin importar que se encuentre a cientos de kilómetros lejos de mi, pues el perfume de esa flor se convirtió en su mejor aroma y esa melodía en nuestro baile sin fin.
[Descripción de la imagen] Autor desconocido. Si alguien lo conoce, hagamelo saber.

miércoles, 3 de agosto de 2016

Si ella pudiera ver que es perfecta

Muchas mujeres entran frecuentemente en el aclamado dilema de, si están gordas o no. Suelen verse así mismas como un montón de grasa que deambula por todos lados. Antes, no le tomaba importancia cuando alguien de mi familia o alguna de mis amigas llegaban a entrar en este conflicto de aceptación, pues pensaba que era algo que se les pasaría pronto, algo así  como un dolor de cabeza.
La primera vez que le tomé real importancia a esta situación, fue cuando el amor de mi vida me comentó lo mismo, esa mujer a la que amaba tan apasionadamente. - ¡Estoy gorda!- me dijo. Al principio, creí que era una broma, pero luego  al mirar sus ojos de preocupación,  noté que hablaba enserio. A pesar de haberla mirado desnuda en múltiples ocasiones, jamás la había mirado así. De hecho, frecuentemente me sentía  privilegiado de tener una mujer tan hermosa conmigo, que de todos los que la pretendían me escogiera a mi. Basta decir que su cuerpo era hermoso, perfecto diría yo. No tenía  nada de más, cada curva en ella, era tan hermosa que solía perderme mirando su cuerpo, sumergido en su belleza, como abeja en la flor más bella y rebosante. Ella siempre ha sido mi mejor paisaje, mi mejor amanecer o atardecer, aquel lugar en el que pienso cuando deseo descansar y relajarme. En resumen, ella es perfecta para mí, es más; si pudiera cambiarle algo, sólo le cambiaría ese tonto pensamiento, que tal vez le llegó a sembrar alguien que no podía con semejante belleza.

Ahora cuando le vuelve este pensamiento y la observó preocupada, simplemente la miro y le digo lo que significa para mí, la perfección hecha mujer. Pero en otras ocasiones, sólo la miro y pienso: -Si pudiera mirar con mis ojos, sabría que es perfecta-
[Descripción de imagen] No conozco al autor, si alguien lo conoce, agradecería me lo hiciera saber